Y por fin le ha llegado el turno a la silla "de los trastos". Esa que todos tenemos en la habitación y sobre la que dejamos ropa, bolsos, bolsas, la maleta... Sí, esa silla que por la noche hasta que no enciendes la luz no sabes si es ropa amontonada o un asesino sentado observándote.
Como podéis ver en la primera imagen, la tela del respaldo se ha ido desprendiendo por zonas (la del asiento está bien y decidí no tocarla). Así que me puse manos a la obra cual presentadora de bricomanía:
Primero desmonté el respaldo con un destornillador (y ayuda de mi padre, que yo soy el cerebro y él la fuerza bruta).
Después de retirar la tela azul vieja, puse un trozo de tela estilo pañuelo fallero. Con una grapadora y paciencia fui estirando la tela y grapándola al relleno de espuma por detrás.
Volvimos a montar el respaldo y listo! No ha quedado perfecto, porque al intentar poner de nuevo la carcasa negra se aflojó la tela nueva, pero por lo menos ya no parece una silla leprosa.
Así que he cumplido este reto, en el que he invertido una hora y media de mi vida y 2€ en materiales. Por muy tonto que sea, después de dos años la silla por fin está decente y no duele a la vista cuando está libre de trastos :D
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