Hoy os voy a recomendar un chick lit ameno y con escenas divertidas. "Talla treinta y choco", de Anna Galbis, es de esas novelas románticas que enganchan desde el principio. Además ha sido finalista en el VI certamen Vergara RNR 2015.
Esta es la historia de Miriam, una chica de pueblo que siempre quiso ser actriz pero que acabó siendo pescadera. Pero todo cambia cuando el supermercado para el que trabaja decide rodar un anuncio y Miriam tiene un pequeño percance con el supermodelo protagonista. De la noche a la mañana se hace famosa, teniendo su propio reality en el que tendrá que adelgazar hasta conseguir una talla treinta y ocho.
Por supuesto hay un protagonista masculino, un piloto de fórmula 1 que la llevará de cabeza. Tony Denmark es de los chicos que nos acaban enamorando en las novelas. Con una primera capa superficial estúpida pero con un corazón de oro, y en el fondo un buenazo que solo necesitaba encontrar a la persona adecuada. Alérgico al compromiso que acabará sucumbiendo al amor.
La novela se lee rápido porque está escrita con frases cortas y un lenguaje coloquial, con lo que no hay nada que pensar. Es de esas que dicen que son para transporte público, ya que no hay que estar muy concentrado.
El final es muy precipitado, suele pasar en algunas novelas, que gustan pero no saben cerrarlas. Por lo menos con el epílogo lo arregla algo, pero ya te deja con mal sabor.
Algo que me ha gustado mucho es un detalle que comenta Miriam, que a pesar de adelgazar, ella no se ve guapa. Porque perder peso no es la clave de la felicidad. Sí, se le marcaban más los pómulos y usaba una 38, pero no le brillaban los ojos. Sea cual sea el peso, lo principal es quererse a uno mismo. Y tampoco hace falta un chico en nuestras vidas para que nos demos cuenta de lo maravillosas que somos.
Podéis conocer más de Anna Galbis y sus múltiples facetas en su página web.
La novela se lee rápido porque está escrita con frases cortas y un lenguaje coloquial, con lo que no hay nada que pensar. Es de esas que dicen que son para transporte público, ya que no hay que estar muy concentrado.
El final es muy precipitado, suele pasar en algunas novelas, que gustan pero no saben cerrarlas. Por lo menos con el epílogo lo arregla algo, pero ya te deja con mal sabor.
Algo que me ha gustado mucho es un detalle que comenta Miriam, que a pesar de adelgazar, ella no se ve guapa. Porque perder peso no es la clave de la felicidad. Sí, se le marcaban más los pómulos y usaba una 38, pero no le brillaban los ojos. Sea cual sea el peso, lo principal es quererse a uno mismo. Y tampoco hace falta un chico en nuestras vidas para que nos demos cuenta de lo maravillosas que somos.
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