jueves, 16 de febrero de 2017

51 horas en Madrid

Si algo nos gusta a las Locuelas, es un encuentro literario. Así que este fin de semana nos hemos ido de excursión a Madrid, al VII Encuentro de Novela Romántica Adulta. El año pasado solo fuimos un día, así que para este pusimos la hucha con tiempo y nos fuimos todo el fin de semana.

Salimos el viernes por la mañana cumpliendo perfectamente el horario previsto. Si es que ir con estas mujeres es una gozada. Y allá nos que nos fuimos. Yo de chófer (papel ya asignado desde hace más de un año), Sheyla que acababa de salir de un examen (le fue de maravilla, por cierto), Julia nuestra proveedora oficial de cenas, y Carmen la única que ponía un poco de cordura a este cuarteto.
¡Viva nuestro conductor!
Llegamos a la hora de comer, con tiempo para dejar los trastos en el hostal, que parecía que nos íbamos un mes, y dejar el coche en un parking.

Porque la comida que teníamos planeada era todo un privilegio. Tuvimos el placer de comer en VIPs con Noelia Amarillo, y después se unió Ditar de Luna. Dos escritoras a las que queremos muchísimo y con las que el tiempo vuela. Aprovechamos para que nos firmaran los ejemplares que llevábamos, pero se ve que cuando lo pasamos bien nos olvidamos de hacer fotos y solo tenemos la que nos hicimos al salir.
Ditar de Luna, reina de los selfies.

A media tarde nos fuimos ya al Auditorio Marcelino Camacho para recoger las acreditaciones y empezar a ver a todas esas personas conocidas con las que solo nos encontramos en estos eventos. La verdad es que fue genial ver caras conocidas, recibir abrazos, compartir risas y disfrutar de un buen ambiente. Porque no podíamos sentarnos en otro sitio que no fuera el gallinero.

La tarde del viernes se pasó en un suspiro, cuando nos dimos cuenta ya estábamos en el hostal, en la habitación cenando y riéndonos hasta llorar. Porque otra cosa no, pero reírnos... eso se nos da de lujo. 
Somos unas exageradas, lo sabemos...
Para las que no sepan de qué va el RA. Este era el segundo al que íbamos. Básicamente se trata de un encuentro entre lectoras, escritoras, bloggers, editores... mundillo de la novela romántica. Desde el viernes por la tarde al sábado por la tarde, se celebran diferentes mesas en las que conocemos mejor a nuestras autoras favoritas, descubrimos nuevos talentos o sencillamente escuchamos hablar del género que más nos gusta. También vamos a la "caza y captura" de escritoras, para que nos firmen sus libros o sencillamente para decirles lo mucho que nos han gustado sus novelas.

Pero para nosotras este viaje era mucho más. Porque esta vez Carmen y yo participamos en una mesa, "La voz de los lectores". En la que pudimos expresar públicamente nuestra opinión y gustos, toda una experiencia que ya habíamos vivido en Palma en petit comité, y que aquí ha sido a lo grande. Para mí ha sido un honor y en cierto modo un sueño. No me imaginaba que iba a disfrutar tanto en un escenario, con un micro y tanta gente delante.



Otro de los buenos momentos fue la comida del sábado, justo después de acabar nuestra mesa y con todo el subidón encima. Vale que nos salió un poco cara, pero estaba muy buena, abundante y con inmejorable compañía. Tener la posibilidad de compartir mesa con amigas y escritoras a las que admiras, es sencillamente perfecto.


Comida en  Mesón El Lacón
Por la tarde volvimos al auditorio, donde hubo sorteos, más risas, firmas, mesas... y creo que fuimos de las últimas en salir. Se nos hizo muy corto. Mil gracias a Merche Diolch y a todo el equipo que hace posible que estos eventos se realicen. Sabemos que es muchísimo trabajo para que nosotras podamos disfrutar y que la novela romántica siga siendo de lo más vendido.
Con María José Tirado

Con Mar Vaquerizo, Merche Diolch, Moruena Estríngana

"Secuestrando" a Rita Morrigan

Tras la clausura del acto, nos fuimos a tomar algo. Pero nada de cervezas o gin tonics. Nosotras nos tomamos un vaso de leche caliente con miel. Porque somos maravillosas y punto. Y después al hotel a cenar como ni no hubiera un mañana y dormir para el domingo estar frescas, que nuestro último día en la capital tenía que ser de turisteo.

Domingo... cuando uno se lo pasa bien, parece que los días tienen menos horas y se nos escapan. Aunque el tiempo no nos acompañaba mucho, nos armamos con nuestros paraguas y nos fuimos a pasear al Parque del Buen Retiro. 
Siempre había tenido la ilusión de conocer el Palacio de Cristal, y Carmen no podía irse sin ver el Ángel Caído, así que fue una mañana al aire libre muy productiva.
Porque desde el hostal hasta El Retiro, pudimos ver bien la fuente de Neptuno, la de Cibeles, el Palacio de Cibeles y la Puerta de Alcalá. Tuvimos la suerte de que el Paseo del Prado estaba cerrado al tráfico y paseamos a nuestras anchas por medio de la avenida.

Y después de comer, ya vuelta a casa. Eso sí, por culpa de Julia que nos hizo los dientes largos, tuvimos que parar a mitad de camino para comprar Miguelitos de chocolate. ¿Y cómo negarnos? 
Miguelitos de chocolate blanco

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Alojamiento elegido: el Hostal Villamañez, ubicado en la calle San Agustín 16, a 5 minutos del auditorio donde se celebraba el evento y que desde la ventana se veía el Congreso de los Diputados. Teníamos dos habitaciones dobles, bastante limpias, cómodas y la mujer fue muy amable. Sin embargo era un segundo sin ascensor y las paredes de papel... con lo que descansar no fue fácil (entre las italianas de la primera noche y la pareja sobrada de amor de la segunda...)

Y el parking estaba a nada del hostal. Escogimos el de las Cortes por cercanía, y el precio estaba muy bien: un bono de 3 días por 60€. Así estábamos tranquilas que se quedaba en un lugar seguro.

1 comentario:

  1. ¡Que bien lo pasamos! ¿No se porque volvimos? nos teníamos que haber quedado hasta que se acabara la comida (hubiéramos tardado en volver, porque Julia es una exagerada y ademas teníamos un arsenal de galletas). Las mayores os dejamos la habitación que daba a la calle porque nos pareció la mejor (el balcón al menos nos sirvió de frigorífico), metimos la pata (perdón). La nuestra daba a un patio interior con jardín y solo se oían los pajaritos (los pobres animalitos entre la tos de Julia y mis ronquidos no descansarían mucho). lo mejor del viaje, como siempre, las risas (las de Sheyla con su chubasquero han servido para cambiar el nombre del grupo) y encontrarnos con conocidas y amigas que solo vemos en estos eventos.
    Ahora a prepararnos para la siguiente y comprar los chubasqueros de colores (Estela+Carmen=lluvia).

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